• A media Luna,
    por si es tu nombre el que me lleva
    al fuego que se empaña en tus ojos.

    Yacen los muertos,
    que protestan contra
    el tirano de tus gestos,
    mientras transito,
    por sorpresa,
    para desembocar la indómita
    pasión de nuestras voces.

    No lamentés más nuestros espectros en pugna,
    no los soltés para ratificar los cerezos
    que aún no florecen .

    Las rosas han muerto,
    y sigo asediado
    por tus besos que me desgarran,
    fieros contra la pared.

    Quizás, cuando despierten
    amapolas en las manos.